Follando con mi novia y otra pareja en un club de sexo en vacaciones

Mi novia y yo llevábamos años yendo a club de swingers, y la verdad es que teníamos bastante éxito. Yo tengo 45 años y ella 43. Los dos estamos en bastante buena forma. Teresa mide 1’70 y yo 1’85. Ella tiene ojos verdes preciosos, tetas de copa B con unos pezones extraordinarios y el coño suave y afeitado. Yo soy moreno y tengo la polla muy gorda.

Durante unas vacaciones en Mallorca, nos alojamos en un hotel junto a la playa. El tiempo en aquellas fechas era fantástico. Por el día íbamos a la playa, teníamos sexo en la habitación después de comer y por las noches salíamos a pasarlo bien. Una noche nos acercamos con el coche a un club de sexo que había en la zona, en el que se hacía una fiesta swinger.

Yo iba vestido con una camiseta negra, pantalones de lino marrones y sandalias. Teresa llevaba una falda negra, un top también negro pero semitransparente, que dejaba ver el sujetador que llevaba debajo y una chaqueta amarilla. Se había recogido el pelo en una coleta, dejando caer sus largos rizos castaños sobre su espalda. Su maquillaje era super sexy. Me costó no lanzarme sobre ella y tumbarla en la cama antes de salir de casa.

De camino, íbamos hablando de las ganas que teníamos de ir a aquel club. Sabíamos que aquella noche sería divertida y lujuriosa, así que estábamos nerviosos y excitados. Tras aparcar y bajarnos del coche, pude notar como muchas miradas se giraban para admirar a Teresa, que con el outfit que llevaba y sus taconazos no pasaba desapercibida, como suele ser normal.

Al entrar, nos dirigimos directamente a la barra. Siempre nos tomamos un chupito al llegar para perder la vergüenza y relajarnos. Mirando alrededor, nos encantó el ambiente, parecía que había muy buen rollo, había ya unas cuantas parejas. Encontramos un par de sillas libres cerca de la pista de baile. Teresa esta impresionante, y seguía atrayendo miradas tanto de hombres como de mujeres. Yo disfrutaba muchísimo de saber que mi acompañante recibiera tanta atención. poco a poco, fuimos sintiendo la energía sexual del lugar y nos besábamos o nos íbamos haciendo caricias.

Tras un rato, había bastantes parejas, así que dejamos las bebidas en la mesa y la chaqueta de Teresa para guardar nuestros asientos, y nos fuimos a explorar el club. Dimos una vuelta para ver todas las zonas. Caminábamos juntos y yo iba agarrando a teresa de la cintura. En cierto momento, la acerqué más a mi para besarla y aproveché para desabrocharle el sujetador. A ella no le hizo demasiada gracia, pero le dije:

“Bombón, tienes unos pezones espectaculares y quiero verlos. Estás fabulosa esta noche. ¿por qué no me das el sujetador y te quedas sólo con el top?”

Teresa sonrió pícaramente y accedió dándome un beso mientras se sacaba el sujetador por debajo de la camiseta. Volvíamos a nuestros asientos cuando vimos que una pareja muy atractiva se había sentado junto a nosotros . Los dos eran guapos y bien vestidos. ella tenía el pelo corot y rubio, tetas grandes y llevaba un vestido negro bastante ceñido, era una mujer muy sexy.

Al sentarnos nos presentamos y ambos comentaron lo guapa que iba Teresa. Se llamaban José y Julia. Estuvimos hablando sobre el club y sobre nuestras respectivas vacaciones. Las dos mujeres, que estaban sentadas una junto a la otra, de vez en cuando se tocaban al hablar, a veces el brazo, a veces las piernas o la espalda.

Comenzó a sonar una canción que nos encantaba, así que al momento estábamos en la pista de baile y aproveché para preguntarle sobre José y Julia.

“Sí, son majos. Me gustan”, respondió ella.

“Yo creo que quieren jugar contigo, se nota que les interesas tú”.

“Entonces, ¿qué quieres hacer?”, me dijo ella, poco convencida.

Yo sonreí y le dije: “Bombón, a mi me apetece lo que a ti te apetezca. Y pase lo que pase, yo sé que te voy a echar un polvo esta noche en este club”.

Teresa respondió guiñándome un ojo  y volvimos a nuestros asientos, ya que la canción había terminado.

José dijo que era su cumpleaños, así que brindamos por él. Teresa le dio un abrazo y las manos de él se deslizaron hasta su culo para tocárselo por unos segundos.

Entonces, yo le dije: “¿Es realmente es tu cumpleaños o lo estás usando como excusa para tocarle el culo a mi novia?”, le dije mientras le sonreía y le guiñaba un ojo.

Julia se inclinó hacia mi y me dijo: “Sí, realmente es hoy, y estamos aquí porque era el plan que le apetecía para su cumpleaños”.

Entonces brindamos todos de nuevo por su fabulosa elección. entonces José dijo:

“¿Sabéis lo que quiero por mi cumpleaños? Quiero chuparle los pezones a Teresa”.

Todos nos reímos y yo dije: “Pues ahí la tienes, y sus pezones también”.

Y él no lo dudó y se acercó a ella, que se levantó el top para ofrecérselos. Primero le dio un beso y le chupó el pezón izquierdo mientras nosotros y todos los que teníamos alrededor mirábamos la escena.  Entonces le chupó y succionó el otro pezón durante unos segundos mientras jugaba con el primero. Al terminar, le choqué la mano y dije:

“Bueno, hoy no es mi cumpleaños, pero creo que lo justo sería que compartierais los pezones de Julia conmigo”.

José se acercó a Julia y le levantó la camiseta para liberar aquellas enormes tetas. Yo las lamí y succioné sus pezones.

Teresa me miraba jugando con los pezones de Julia y preguntó: “¿Puedo tocarlos yo también?”

“Claro, adelante”, fue la respuesta de Julia, antes de que José o yo pudiéramos decir nada. teresa las tocó y acarició, primero una y depsués la otra, pellizcándole suavemente los pezones. El cuerpo de Julia reaccionó a aquello endureciendo los pezones, y Teresa le preguntó:

 “¿Te gustan las mujeres?”

“Me gustan las mujeres, su olor y la forma en que me tocan, pero realmente lo hago porque le pone muchísimo a José. le encanta cuando juego con mujeres”.

Teresa sonrió y dijo: “Exactamente igual que yo”, y ambas se rieron.

Mientras tanto, José acercó su silla a la mía y me preguntó si queríamos irnos a su casa. Yo asentí y se lo comentamos a las chicas.

En la zona de juegos de club era necesario ir desnudo para poder entrar, así que dejamos nuestras cosas en las taquillas y cogimos una de las toallas disponibles para llevar contigo a aquella zona. En la parte central había un bar, a la izquierda una zona para hombres solos y a la derecha la zona de parejas, con varias habitaciones para tener más privacidad y una sala grande para orgías y sexo en grupo.

Teresa y yo empezamos a enrollarnos y lo mismo hicieron José y Julia. Le quité la toalla y comencé a besarla, a meterle mano por todas partes, a jugar con su coño húmedo. Ya estábamos todos muy excitados. Entonces teresa se puso de rodillas, me quitó la toalla y comenzó a chuparme la polla. Julia hizo lo mismo con su marido. Teresa, a la vez que me hacía una mamada, acariciaba el culo y la espalda de Julia, y a veces le acariciaba los pezones.

En cierto momento, julia dejó de mamar a José y se giró hacia Teresa para comenzar a besarla mientras le cogía de la polla. Era tan sexy, ambas pajeándonos mientras se enrollaban y veíamos sus lenguas jugar juntas. era un espectáculo fantástico.

Entonces Julia se levantó y le ofreció a José su coño, quien aceptó rápidamente su invitación y comenzó a penetrarla. Teresa se acercó y comenzó a masajear los testículos de José mientras se follaba a Julia.

Yo me acerqué y puse a Teresa en una postura en la que podía seguir tocando a Jose mientras yo le comía el coño. Le chupé el clítoris y pasé mi lengua por su exquisito ano mientras Teresa se revolvía casi suplicándome, que me la follase. Y finalmente la penetré, entrando suavemente, poco a poco en esa vagina húmeda y tan caliente.

Los dos mujeres estaban tumbadas juntas, siendo penetradas por sus parejas, cuando ví que Julia se incorporaba un poco para observarnos, y seguidamente le dijo a Teresa:

“Se nota que tu hombre sabe lo que hace”, cuando quieras me lo cedes.

Teresa sonrió y me miró. Al ver mi cara de excitación supo que yo lo estaba deseando, y dejó que mi pene saliera de su cuerpo. José y yo intercambiamos posiciones. Ya delante de Julia le dije lo guapa que era y comencé a tocarle aquellas maravillosas y enormes tetas con una mano y el coño con la otra. Entonces acerqué mi pene a la entrada de su coño y comencé a penetrarla suavemente.

José entonces le preguntó a Teresa si podía probar su coño y ella encantada aceptó. Él pasó su lengua por el coño y comenzó a introducirla en su raja mientras gemía. Durante un rato succionó y recorrió su clítoris mientras le metía dos dedos en el coño. Cuando sintió que ella estaba cerca del orgasmo, colocó sus manos en las tetas de Teresa, para poder jugar de nuevo con sus pezones, lo que fue el detonante para que Teresa se corriese y tuviera un sonoro orgasmo.

Poco después de aquel maravilloso sonido, Julia cambió de posición para hacerme una mamada, y tenía tal habilidad con sus labios y su lengua que me hizo llegar al clímax en muy poco tiempo, subiendo y bajando por toda la longitud d emi pene, lamiendo, pellizcando con sus labios y succionando. Julia era una diosa de las mamadas, y era muy fácil dejarse llevar pero sí fui capaz de sacar mi polla de su boca justo a tiempo de correrse sobre sus enormes tetas y ver cómo mi semen se deslizaba por ellas, una imagen que no olvidaré jamás.

Entonces Teresa se acercó a Julia y comenzó a comerle el coño de una forma muy sexy, el espectáculo entre ellas continuaba. Chupaba y mordía suavemente, se miraban, se reían con mucha complicidad y seguía estimulando su clítoris con aquella lengua que tantas veces me había llevado a mi al éxtasis. Y justo cuando parecía que ya no iba a poder aguantar más, José apartó a mi novia para penetrar a su mujer y correrse juntos en un final apoteósico para aquella velada tan excitante para todos.

Al terminar, estábamos todos sedientos, así que fuimos al bar de aquella zona a tomar una copa y reponer energías. Estuvimos allí otro par de horas, charlando y disfrutando de la compañía. Al final de la noche nos dirigimos los cuatro a las taquillas a recoger nuestras cosas. Al volver a la parte principal del club vimos que estaba casi vacío.

Todos estábamos agotados, así que nos despedimos de Julia y José y volvimos a nuestro hotel. No sin asegurarnos antes de guardar sus números de teléfono para volver a quedar en el futuro.

La mañana siguiente al despertarnos hacía un sol radiante. Yo tenía la polla muy dura y al recordar la diversión de la noche anterior no pude evitar despertar a Teresa, que estaba durmiendo desnuda junto a mi. Follamos intensamente,  mientras se escuchaban de fondo las olas del mar. En poco minutos ambos nos corrimos juntos y nos dimos una ducha fresquita antes de bajar a desayunar.

No hay nada como unas vacaciones junto al mar para follar varias veces al día.

 

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