Estudiante universitaria se folla a un compañero de clase y después a su novio. ¡Viva el poliamor!

Alma está tumbada en la cama entre los dos chicos de su vida. Tumbada de lado, tiene detrás a Nico, un compañero de clase que está acurrucado a ella. Puede sentir como entre sus piernas el pene de Nico va poniéndose cada vez más duro, empujando suavemente contra sus genitales, y apoyado ligeramente sobre su coño húmedo. Delante de ella tiene a Roberto, su novio desde hace un par de años. Alma tenía su brazo sobre la cintura de él, y le estaba agarrando el pene, notando cómo la erección iba subiendo. Al mismo tiempo que sentía los miembros viriles de estos dos hombres empalmándose cada vez más, pensaba en a cuál deseaba más. Cada uno tenía sus ventajas, los dos le encantaban y eran capaces de darle placer de distintas formas. Y llegaron a esa situación porque ese día, bastantes horas antes de este momento, su novio la había pillado follándose a su compañero de clase.

Doce horas antes, Alma estaba durmiendo en su cama, desnuda y soñando despierta con su compañero de clase. Se imaginaba cómo él la penetraba con su larga, ancha y dura polla. No podía evitar morderse los labios y apretarse las tetas para ponerse los pezones duros, y con otra mano se frotaba el clítoris tratando de aliviar esa excitación. Pero tocarse ella sola no era suficiente, necesitaba a Nico allí.

Unos suaves golpes sonaron al otro lado de la puerta y la trajeron de vuelta a la realidad. Soltó un suspiro de decepción, pero rápidamente se recuperó cuando oyó a Nico preguntar si podían entrar. Ella indicó que sí y no se preocupó en cubrir su cuerpo desnudo. Nico entró en la habitación y se acercó a la cama.Él sólo llevaba puestos un par de vaqueros y debajo unos calzoncillos verdes ajustados. Su torso sudoroso brillaba con la luz del sol que entraba en su habitación.

Alma abrió los ojos y le sonrió de forma pícara. Su pelo castaño y rizado brillaba también con esa luz. Ella desde la cama, pudo admirar el atractivo de los musculosos abdominales, el pecho, los hombros y los brazos de Nico. No tenía pelo en el pecho o el estómago porque se afeitaba.

Ella se incorporó para ponerse de pie desnuda frente a él. deseaba acariciar con sus dedos todo el cuerpo de su compañero, ponerse encima de él, cabalgar y follarle hasta quedarse sin energía. Cerró los ojos, respiró hondo y se puso de rodillas frente a él. Le desabrochó los pantalones, dejando a la vista sus ajustados calzoncillos. Los ojos de ella estaban a la altura de su pene y podía ver cómo presionaba contra la tela verde de su ropa interior. La punta de su polla estaba inmovilizada junto a la banda elástica de sus calzoncillos y ella deseaba bajarlos para soltarla y ponerla en su boca.

Movió sus manos hacia detrás de él para cogerle del culo. Le apretó fuerte con los dedos y evitó que ella tuviera el impulso de arrancarle la ropa. Él gimió y la miró, ya lleno de pasión y ganas de sexo.

Ella tenía muchas ganas de chuparle la polla, y Nico, acariciándole el pelo, le hizo saber que también deseaba que le hiciera una felación en ese momento. Alma comenzó entonces a recorrer la tela de los calzoncillos, notando cómo aquel pene estaba duro como una roca.

Alma entonces le bajó los pantalones y los calzoncillos, liberando su polla dura y larga. Rápidamente envolvió aquel miembro erecto con sus labios. Nico soltó un pequeño gemido al notar la caliente y sexy boca de ella sobre su glande. después le cogió la polla con la mano y su respiración se aceleró. Así podía manejar mejor la mamada, tenía todo el control y eso le encantaba. Comenzó a chuparle la polla y a mover la lengua con una habilidad increíble. Nico se ponía cada vez más cachondo sintiendo su polla dentro de esa boca caliente y húmeda. Además Alma combinaba la felación con caricias en los testículos. Era increíble lo bien que comía pollas esa chica.

Alma había estado con otros chicos que se cortaban el pelo de los genitales o se afeitaban, pero nunca con nadie que tuviese la zona tan suave. Y le encantaba. Hacía más fácil y agradable tener su boca allí y poder explorar la zona. cada toque, cada lamida, cada succión, hacían que Nico gimiese o soltase otros sonidos de placer. Alma en un movimiento muy ágil, consiguió sacarle los pantalones para poder abrirle más las piernas y lamer entre ellas, en la zona entre sus testículos y su culo.

Entonces prosiguió succionando, lamiendo y chupando su pene, que tenía agarrado con una mano, mientras la otra le acariciaba los huevos.Él comenzó a acelerar la respiración. Le cogió del pelo y apartó su cara de él. La subió a su altura y la besó con mucha pasión.

Los labios de ambos estaban fuertemente apretados mientras se besaban y jugaban con sus lenguas. entonces las manos d eol bajaron por las curvas de la espalda de Alma, pasaron por su trasero y bajaron hasta sus muslos. La levantó cogiéndola de los muslos, haciendo que sus piernas se abrieran, y así podía sentir su polla dura y preparada para la penetración, contra el cuerpo perfecto de ella.

Las manos de Alma rodearon los hombros del apuesto joven y comenzó con una de ellas a acariciarle el pelo, mientras él le agarraba ahora del culo, sujetándola con una sola mano. con la otra mano buscó su polla. Y ella tuvo un segundo para saber lo que venía después. Así que le susurró al oído. “Hazlo, méteme la polla hasta dentro”.

Él apuntó con su polla al coño húmedo y bien lubricado de Alma y fácilmente introdujo su pene, adelantó sus caderas y las izó ligeramente para poder penetrarla del todo. Era una sensación tan agradable para Alma, que dejó escapar un gemido de satisfacción. Entró en ella suavemente pero sin dudarlo. Empujó contra ella, con las dos manos ahora en sus muslos, alejándola y acercándola, mientras sentía como su polla entraba y salía de ella. Siempre sonaba  un gemido escapándose de la boca de Alma cada vez que llegaba hasta el fondo de su vagina.

Aún follándose a su compañera de clase, caminó hacia atrás para sentarse al borde de la cama y seguir sosteniéndola y follándosela. Le miraba a los ojos, que estaban llenos de lujuria. Ahora la movía despacio, sacando su polla casi por completo de dentro de ella y después volvía a penetrarla hasta el fondo, haciéndola gemir intensamente, de tanto placer.

Él iba marcando el ritmo, había momentos suaves y lentos, combinados con otros rápidos, profundos y duros. La penetraba tan dentro que parecía que quería atravesarle el cuerpo. Sus cuerpos sudorosos dejaban escapar sonidos de chasquidos y palmadas, al golpear sus genitales juntos durante el coito.

El orgasmo de Alma llegó inesperadamente, ya que ese entrar y salir, y con tanta profundidad le había estimulado bien dentro. Así que dio un grito de placer y sus dedos y sus uñas no pudieron evitar apretar la espalda y hombros de Nico.

Los gritos y gemidos de Nico acompañaron a los de ella, y su cuerpo se apretó más contra el de ella.Él echó su cabeza hacia atrás y dejó escapar un gran gemido. Su semen salió disparado al fondo de la vagina de su compañera mientras ella aún se sacudía de placer. sus corazones latían deprisa. Nico se sentó más dentro de la cama aún dentro de ella y ambos se tumbaron en la cama, tratando de recuperar el aliento, con las pulsaciones poco a poco ralentizándose.

Unos instantes después, Nico se movió hacia un lado, saliendo de ella despacio. Y comenzó a reírse.

“¿Qué es lo que te hace gracia?”, preguntó Alma.

Nico respondió: “Es que eres increíble”.

“A ti tampoco se te da mal”, dijo ella sonriendo.

“¿No se me da mal?”, dijo él.

Y Alma sonrió y respondió: “Vale, eres la ostia follando”.

Se quedaron un rato tumbados de lado mirándose el uno al otro, disfrutando de la relajación y de la dulce sensación de después de follar.

De repente, la puerta se abrió bruscamente y Roberto entró caminando deprisa. Paró en seco cuando vio a Alma tumbada en la cama con su compañero de clase, ambos desnudos y con pinta de haber echado un polvo.

“¿Qué estás haciendo Alma?”, preguntó casi gritando.

“Roberto, ven aquí y quítate la ropa. Nico ya se iba”. dijo Alma, y tras una breve pausa continuó hablando: “Aún estoy muy cachonda, y quiero que me metas la polla y me folles el coño y el ano. Adiós Nico”.

Nico se levantó, cogió su ropa y dejó a Roberto de pie, mirando el cuerpo desnudo y acalorado de su novia. Roberto se quitó los zapatos y se subió a la cama. Nico esperó al otro lado de la puerta, fuera de la habitación de Alma hasta que les oyó gemir. Entonces se fue, pero decidió volver después.

Cuando volvió más tarde y se folló de nuevo a Alma, se quedó dormido detrás de ella con su polla aún dentro. Roberto estaba delante de ella y dormía, roncando fuertemente. Es en este punto cuando esta historia empezaba. Y finalmente Alma se decidió, ¿porqué tener que renunciar a lo mejor de ambos mundo? Tenía claro que no quería renunciar a ninguno de los dos. Lo que quería era practicar el poliamor, y poder tener varias parejas sexuales.

 

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