Chica muy salida y cachonda sabe lo que quiere
Hace unos años, en una página web sobre masturbación, posteé un anuncio sobre un grupo para quedar para masturbarnos en mi ciudad. Siete chicos se animaron y dijeron que irían, así que quedamos para tener la sesión ese mismo sábado. Como sucede normalmente en este tipo de eventos, hubo muchos que no se presentaron. Así que terminamos yendo tres chicos, mi amiga Gabriela y yo. Ella es una tía que está buenísima, y después de desnudarnos todos, hizo turnos para hacernos pajas a todas las pollas. Nos la meneaba a cada chico y nos masajeaba los huevos durante dos o tres minutos, y después pasaba al siguiente. Hizo varias rondas así por la habitación, pasando por cada pene de cada tío unas cuatro o cinco veces. Y sin duda alguna por las caras de placer de ellos, y por mi propia experiencia, era buenísima utilizando sus manos para dar placer a los hombres. Nos ponía cachondísimos a todos, y cuando estábamos a punto de corrernos y tener un orgasmo, nos hacía culminar uno a uno. Nos sentaba en el sofá, se ponía de rodillas delante de nosotros y nos hacía una paja hasta corrernos. La imagen de sus manos sacudiéndonos la polla con pasión, y detrás de ella, su cuerpo desnudo y sus grandes tetas hacían que fuera completamente irresistible llegar al clímax enseguida.
El domingo por la mañana, comprobé mi email y tenía un mensaje de una chica llamada martina, que había visto mi anuncio en la web. En él, me contaba que siempre había sido su fantasía ser parte de un grupo de masturbación y me preguntaba si había algún encuentro planificado para ese mes. Me dio mucha pena decirle que llegaba un día tarde. Ella me respondió un poco decepcionada, pero me hizo muchas preguntas para entender cómo funcionaba todo. cuando le conté cómo había sido todo, dijo que no estaba segura de querer masturbar a nadie. Lo que a ella le ponía era mirar a un grupo de chicos masturbarse mientras ella se tocaba el coño, mientras estimulaba su clítoris y se metía un vibrador en la vagina.
una cosa llevó a la otra e intercambiamos nuestros números de teléfono. Y aunque vivíamos en una ciudad grande, resulta que su casa estaba a sólo veinte minutos de la mía. Así que, comenzamos a llamarnos y a intercambiar conversaciones muy sexys relacionadas con la masturbación y con el grupo de pajas. Ella me preguntó si podría quedar con mi amiga y conmigo para ver cómo ambas se masturbaban. Le dije que lo consultaría con Gabriela. Cuando colgué, llamé a Gabriela y a ella le pareció una idea estupenda. Así que planeamos hacerlo el siguiente martes por la noche en mi casa. Martina me dijo que a ella no le importaba si Gabri y yo decidíamos continuar después de la masturbación individual y decidíamos seguir y tener sexo si nos apetecía, y yo le dije que sería fantástico y que si ella quería unirse, pero contestó que sólo quería mirar y masturbarse con su vibrador.
El lunes, Gabriela me dijo que le había venido la regla y que debíamos posponerlo hasta el sábado por la noche. Llamé a Martina para avisarle y me dijo que no había problema,pero que también podíamos quedar nosotros dos si me apetecía y podríamos masturbarnos mirándonos el uno al otro.
Gabriela era ultra liberal, pero yo prefería consultárselo por si acaso, y por suerte para mí, aceptó sin dudarlo. A ella le gustaba que yo fuese libre y que explorase y disfrutase mi sexualidad.
Por lo visto, martina estaba supercachonda por el encuentro y no quería tener que esperar hasta el domingo para saciar su sed de sexo.
Así que, el martes por la noche vino a mi casa. Me había mandado una foto suay y yo ya sabía que era atractiva, pero la foto no le hacía justicia. Ella era muy guapa, con un cuerpo bonito y un escote tremendo. Le enseñé mi casa y nos sentamos en el sofá con el portátil, para ver algo de porno bueno. Ella tenía unos intereses muy particulares, pero no fue difícil encontrar algo que le interesara, y en cuestión de minutos me dijo que estaba completamente húmeda. Por supuesto yo también estaba cachondísimo y totalmente empalmado.
Entonces nos fuimos al dormitorio, en el que yo había preparado el ambiente, con unas velas y una peli porno de fondo en el televisor. Nos desnudamos y nos tumbamos en la cama. ella ya me había dicho que sólo nos masturbaríamos, sin follar ni chupar al otro. Empecé a sacudirme la polla y ella a frotarse el coño. Dijo que quería ver mi polla de cerca, así que me puse de rodillas y mi dura polla delante de ella, mientras me subía y bajaba el prepucio. Ella cogió un bote de lubricante y dejó caer unas gotas encima de mi dura polla, para después cogerla con su mano y empezar a cascarme la polla.
Esto me sorprendió, porque era distinto a las normas que ella había puesto. yo en ese momento no sabía si habría tocamientos mutuos y yo también podría meterle mano. Pensé que debía intentarlo, que no había nada que perder. Puse una mano sobre su vulva y empecé a frotar. Introduje un dedo en su vagina y noté que estaba totalmente mojada. Nos masturbamos el uno al otro durante un rato y en cierto momento, ella se tumbó boca arriba, abrió las piernas, separó los labios y me preguntó qué me parecía su coño. nunca me habían hecho esa pregunta antes. La verdad es que me pareció que era espectacular, tan rosado y lubricado que tenía mil ganas de bajar ahí y comerle todo el coño.
Empecé a practicarle sexo otral y ella lo agradeció con todo tipo de suspiros y gemidos. Mi polla estaba cada vez más dura, y no podía pensar en otra cosa que en metérsela dentro. Quería follármela, pero pensaba que la regla era que no habría penetración. pero entonces ella separó aún más las piernas, apartó mi cara de su coño, se frotó el clítoris y separó sus labios vaginales. Supuse que esa era la señal que yo necesitaba. Así que cogí mi polla, le pegué varias veces con ella en la entrada de la vagina y traté de meterla, pero ella dijo que no podía hacerlo. Pedí perdón y le dije que había malinterpretado sus acciones, así que me conformé con frotar mi polla contra su clítoris y su vulva. parecía que a ella le estaba gustando.
Ella me dijo entonces que quería follarme con las tetas, lo que me pareció una buena alternativa. Se apretó las tetas juntas con mi polla enmedio y yo comencé a moverme hacia delante y detrás. Cuando mi poene se acercaba a su cara, ella sacaba la lengua para darle un pequeño lametazo, lo que me hizo empujar más arriba y así mi polla le llegaba hasta dentro de la boca. Ella empezó a chuparla cada vez. era tan sexy, me estaba poniendo a mil. Y de nuevo, nos estábamos saltando las normas, pero yo estaba dispuesto a llegar tan lejos como me dejase.
Entonces ella cogió el vibrador, lo lubricó y se lo metió en la vagina, Con una mano empujaba el vibrador dentro y fuera, y con la otra se tocaba el clítoris, cada vez más erecto. Yo continué de rodillas entre sus piernas, y me estaba masturbando la polla lubricada. Poco después, ella paró de masturbarse y con mucha pasión me cogió de la polla y empezó a masturbarme. Yo pasé a tocar su clítoris y a follarla con su vibrador ese coño tan mojado.
Seguimos así un rato hasta que me dijo que estaba a punto de correrse. Los dos seguimos haciéndonos una paja mutuamente, todos empapados y cachondísimos. Entonces ella dejó mi pene y se centró en su clítoris, y en cuestión de segundos tuvo un gran orgasmo, dejando escapar varios gritos de placer. Y su cuerpo entero se sacudió.
Entonces dijo que quería ver como yo me corría también. Yo llevaba ya un rato a límite del orgasmo. Y ella decía que quería verme correrme y vaciar mi polla sobre su cuerpo.
Seguí masturbándome mirando a tal belleza delante de mí y finalmente, sentí que el orgasmo era inminente y ya no había vuelta atrás. Segundos antes de explotar, me puse de rodillas y apunté a su coño para cubrirlo de semen por fuera. El primer disparó cayó sobre su pelvis, el segundo y siguientes mi puntería mejoró y dio directamente sobre su coño, consiguiendo llenarlo de mi corrida.
Al terminar, me tumbé junto a ella. En la televisión aún se podía ver la peli porno, así que la miramos durante un rato. Tras recuperarnos, ella me dijo que se marchaba a casa, pero que estaba deseando volver a quedar el domingo conmigo y con Gabriela.
Por desgracia, esa quedada para masturbarnos ella, Gabriela y yo nunca llegó a ocurrir. Unas semanas después, Martina me llamó y me dijo que nuestra experiencia fue el resultado de haber estado tan cachonda en aquel momento. Me dijo que tenía un novio que no era nada aventurero en lo sexual, pero que estaba enamorada de él, y que nuestro encuentro había sido una cosa puntual. Me pidió que por favor no la llamase más.
De todos modos, el anuncio sigue puesto en la web, así que de vez en cuando surge un nuevo encuentro para masturbarnos varias personas juntas en mi ciudad.