sexo en el jacuzzi

Dos amantes lesbianas teniendo sexo en el jacuzzi

 

Carol observaba como su madre lavaba los platos en la cocina. Estaba intentando decidir cómo contarle que su amiga Lola vendría a casa y se quedaría a dormir, Llevaba toda la tarde pensando las diferentes formas de decírselo. Había conocido a Lola online y entablaron una amistad que se había convertido en un romance.

 

A Carol le gustaba lo que había podido ver a través de la cámara web. Lola tenía el pelo a la altura de los hombros, y su color castaño combinaba de maravilla con sus ojos color ámbar, que siempre le recordaban a un lobo. Su cuerpo era de constitución atlética, bastante delgada, y le había dicho que medía 1’65.

 

En muchos aspectos, ella también estaba buena, igual que Lola. Su pelo, media melena que le llegaba a los hombros de un tono marrón oscuro. El color oscuro de su pelo hacía resaltar sus ojos azules con borde dorado. Carol era un poco más alta que Lola, 1,75 y de constitución normal.

 

La madre de Carol no tenía ni idea de que ella era bisexual y de que Lola era su amante. Tras haber visto la cantidad de hombres que habían pasado por la vida de su madre, Carol tendía a inclinarse más hacia el lesbianismo. No tenía interés en los hombres. Eran más las mujeres lo que quería probar: su cuerpo, su olor, su tacto, mirarlas y probarlas.

 

Finalmente, decidió decirle a su madre que Lola era simplemente una amiga del instituto. Había elegido esa noche para el encuentro porque sabía que su madre tenía planes para salir esa noche. Carol iba a tener la casa entera para ella, incluido el jacuzzi.

 

“Mamá, mi amiga Lola va a venir a pasar la noche, ¿vale?” dijo Carol.

 

“Claro, cariño”, dijo su madre sin dudarlo. “Oh, por cierto, esta noche voy a salir. Carlos me va a llevar a cenar y a bailar. Probablemente llegue tarde”.

 

“Vale”, respondió Carol.

 

Ya estaba confirmado que su madre no estaría, así que Carol fue a su ordenador portátil para confirmárselo a Lola, que ya estaba conectada esperando .

 

“Seguimos con el plan. Mi madre saldrá esta noche”, escribió.

 

“¡Genial! Llegaré sobre las 7. Ve calentando el agua del jacuzzi… vamos a hacer lo que estuvimos hablando la última vez que tuvimos cibersexo”, contestó Lola.

 

“Ok. Estoy nerviosa. ¿Y tú?”, indicó Carol.

 

“No mucho… bueno, supongo que un poco sí. Bueno, voy a prepararme. Nos vemos en un par de horas”, contestó  Lola.

 

Carol se desconectó y apagó el ordenador. Estaba nerviosa. ¿Qué pasaría si no le gustaba a Lola? ¿Y si era a ella a quien no le gustaba Lola? Muchos pensamientos así le rondaban la cabeza mientras recogía un poco y se preparaba para su cita.

 

Sobre las seis y media, Carlos recogió a su madre para salir. Un beso rápido en la mejilla y su madre se fue, mientras Carol seguía el coche con la mirada hasta que desapareció al final de la calle.

 

Al rato, ya tenía todo listo y al asomarse por la ventana, vio a alguien caminando por la acera. ¿Sería ella? Parecía de la misma altura y también delgada pero llevaba una chaqueta con capucha. Carol la observó y vio cómo se acercaba a la casa. Alzó la mirada y supo que era ella. Fue corriendo a abrir la puerta a su amiga y antes de abrir se miró en el espejo para respirar hondo y retocarse el pelo.

 

“Lola, pasa, hace frío fuera. Pasa y entrarás en calor enseguida”, dijo Carol.

 

Lola subió los escalones hasta llegar a donde estaba Carol y le dio un fuerte abrazo. Lola estaba encantada de poder sentar a su amor en persona, aunque el grueso abrigo no le dejó sentir los pechos de Carol contra los suyos.

 

“¡Hola preciosa! Es genial poder abrazarte de verdad por fin”, dijo Lola.

 

Entonces Carol le cogió las mejillas con las manos y le dio un beso en los labios. Lola sabía a manzana y canela. Sus labios eran tan suaves y curvos que le hizo preguntarse si su coño sería tan dulce.

 

Un pequeño gemido salió de la boca de Carol, que metió la lengua en la boca de su amante. fue un beso sublime. Carol acariciaba el pelo de Lola y mantenía sus labios juntos.

 

“Guau, qué sabroso”, dijo Lola cuando se acabó el beso.

 

Carol entonces le enseñó la casa y ambas hablaron un rato, pero las mentes de las dos estaban en desnudarse la una a la otra. Carol sentía su coño ya hinchado de excitación, y al caminar sentía cómo su clítoris iba rozándose con sus labios vaginales. Las bragas de Lola estaban empapadas. Sus dulces fluidos salían goteando de su vagina.

 

“¿Estás segura de que quieres salir fuera al jacuzzi?”, preguntó de repente Carol.

 

“Sí. La combinación del frío y el calor va a ser muy erótica”, contestó Lola con ojos brillantes de excitación.

 

Siguieron besándose mientras salían y se iban desnudando la una a la otra lentamente. EL aire frío hizo que se les pusiera la piel de gallina a ambas. Los pezones marrones de Carol estaban en punta, duros y grandes, mientras que los pezones rosados de Lola eran más pequeños, pero estaban igual de erectos y duros.

 

Al entrar en el jacuzzi, el agua caliente ayudó a relajar sus cuerpos, y aumentó el deseo que tenían por follarse el cuerpo de su amante. Lola se sentó sobre Carol, mirando hacia ella, y carol no pudo evitar mirar hacia abajo y ver cómo el agua caliente y las burbujas se movían alrededor del coño rosa oscuro de Lola. En este postura, la vulva de Lola estaba abierta, y su clítoris era enorme.

 

Bajando sus manos por la espalda de Lola, le cogió del culo un momento antes de pasarlas a la parte delantera y finalmente tocarle las tetas, las agarró firmemente, cogiéndole los pezones entre los dedos

 

“Pellízcalos fuerte preciosa”, suspiró Lola.

 

Carol le pellizcó los pezones muy fuerte y tiró de ellos hacia fuera. Después los soltó y volvieron a su sitio tras un pequeño rebote. Lola acercó la cabeza de Carol hacia sus tetas y, sin decir ni una palabra, dejó que Carol le chupara los pezones y le comiera las tetas. Sabía que eso era lo que ella quería.

 

Con el otro pezón cogido firmemente con sus dedos, Carol chupó y succionó aquel botón caliente. Le daba pequeños mordiscos con los labios, después lo lamía y lo succionaba, lo que hizo que Lola comenzara a gemir más intensamente. A las dos les gustaba el sexo duro.

 

Mientras le chupaba el pezón, comenzó a darle pequeños azotes a su otra teta, consiguiendo que se pusiese roja, y Lola comenzó a sentir un hormigueo en su coño, estaba poniéndose muy cachonda. Mientras Lola gemía, Carol soltó su teta y fue a buscar su coño. Usando las yemas de los dedos, los frotó y movió en círculos alrededor del clítoris erecto de Lola. Nunca antes había tocado un coño, y lo estaba haciendo de forma suave e intermitente.

 

“Oh, dios. Quiero sentir tus dedos. Por favor, no me hagas esperar más”, rogó Lola.

 

Carol le indicó a su amiga dirigirse a otra zona del jacuzzi donde su coño quedaría a la altura de su cara, y le dio una toalla para mantenerla caliente. Carol entonces se puso de rodillas y le abrió las piernas a Lola. Separó sus labios mayores y vio una abertura de color rosa oscuro y muy húmeda.

 

Vio una gota de un líquido blanquecino bajaba por el canal vaginal de Lola. Tocó esa perla con la punta de los dedos, y Lola dio un pequeño salto al sentir el contacto. Con su mano izquierda sujetando la vagina abierta de Lola, Carol metió el dedo índice dentro, todo lo profundo que puso dentro de su vagina. Estaba muy caliente, casi ardiendo.

 

Lola gimió y empujó hacia abajo. Carol se inclinó hacia delante y chupó ese clítoris caliente hacia su boca. Era como chupar un dulce caliente. Su lengua se retorció y lo lamió por todos lados. Carol incluso podía sentir como se iba hinchando más, con la excitación del sexo oral.

 

Carol comenzó a introducir otro dedo en el coño, y lo abrió aún más. Cruzó sus dedos y los movió como si fuera un destornillador. Los bultos y relieves extra de sus nudillos se iban frotando en las paredes interiores de la vagina, estimulándola por dentro de forma muy precisa. La respiración de Lola cada vez era más agitada.

 

“Más. ¿Quiero más!”, gritó Lola.

 

Carol metió un dedo más dentro, y después otro. Con los cuatro dedos dentro del coño de Lola, sus pequeñas manos iban follándola duro. Carol a la vez seguía succionando el clítoris de su amante, y cuando todo el brazo para empujar dentro del coño de Lola.

 

Carol estaba tan excitada sintiendo sus cuatro dedos dentro del pequeño coño de Lola, que sentía un fuerte hormigueo en su propio coño, ya hinchado y palpitante- Ella también necesitaba frotarlo con algo. En un rápido y ágil movimiento se puso encima de Lola y posicionó su vulva directamente delante de la cara de Lola.

 

Lola, en cuanto vio el coño rosado de Carol, lo probó con el mismo fervor con el que se lo habían comido a ella. Lo abrió y metió la lengua tan dentro como pudo. Alcanzó el clítoris, puso la punta entre sus labios y usó los dientes para darle mordiscos suaves y estimular la zona.

 

Carol, al soltar un fuerte gemido de placer, tuvo que dejar de chuparle el coño a Lola. Y éntonces sintió como dos dedos se metían en su vagina estrecha. La presión era bastante intensa. Al mismo tiempo que sentía tanta pasión dentro de su vagina, siguió retorciendo los dedos en el coño de su amante lesbiana. Se retorcía de placer y seguía dándolo de vuelta.

 

Con la ayuda de su antebrazo y con Lola levantando las caderas y separando las piernas para abrir más el coño, Carol fue capaz de meter la mano más dentro de ella. Dios, estaba tan húmedo y caliente, y estaban las dos cachondísimas… Hasta podía sentir un pequeño bombeo dentro del coño de Lola, y su pulgar frotaba constantemente el punto G tan hinchado de su amante.

 

Cada vez que Carol empujaba o movía la mano, el coño de Lola soltaba un poco de fluido vaginal, que aterrizaba en su boca y su barbilla. Lamiéndose los labios con el dulce fluído, volvió a chuparle el coño, haciéndola gemir y llorar de placer.

 

Lola también llevó su mano dentro del coño de su amante de 19 años. En esa postura, era capaz de estimular el punto dulce de Carol desde dentro. Iba moviendo sus dedos, comiéndole el coño y dándole golpecitos en el enorme clítoris. Lo chupó y succionó dentro de su boca, como si estuviera chupando una pajita.

 

Vaya escena tan erótica. Dos chicas jóvenes haciendo un 69 y metiéndole la mano en la vagina  la una a la otra, comiéndose los coños y chupando sus clítoris- Los sonidos de comida de coño no paraban de oírse. Toda esta situación estaba siendo mucho mejor de lo que hubiera podido esperar.

 

Lola sabía que estaba a punto de llegar al orgasmo, lo podía sentir en su clítoris. Pero quería concentrarse en hacer llegar correrse también a Carol, y no pudo evitar dar un mordisco en el clítoris de Carol cuando por fin llegó al clímax.

 

Carol observó cómo latía el coño de Lola, podía sentir las contracciones de su clítoris. Era como si su coño estuviera intentando atrapar su mano. Y comenzó a sentir cómo el líquido vaginal lo inundaba todo.

 

Lola empezó a succionar más fuerte el clítoris de Carol y su néctar cremoso comenzó a fluir. Bajaba por su mano y su muñeca, que también podían sentir los latidos de aquella vagina caliente.

 

“Dios, me estoy corriendo Lola, ¡me corrooooo!” gritó Carol mientras su coño se contraía fuertemente.

 

Las dos jóvenes amantes podían sentir aún los coletazos y últimas sacudidas de sus orgasmos mientras volvían a meterse en el agua para mantener sus cuerpos calientes. Después de un rato relajándose abrazadas, decidieron ponerse las toallas para entrar en la casa y seguir explorando sus cuerpos en el dormitorio.

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