Sólo suelo masturbarme cuando estoy sola, lo que ocurre todas las mañanas
Me llamo Violeta, soy una chica rubia de pelo largo, con tetas grandes naturales y unas curvas muy sexys. Normalmente tengo sexo salvaje con mi marido, pero a veces necesito dar placer a mi cuerpo mientras él está fuera trabajando. Sólo suelo masturbarme cuando estoy sola, lo que ocurre todas las mañanas. Disfruto muchísimo tocando mi cuerpo desnudo, recorriéndolo todo con mis manos y poniéndome tan húmeda y cachonda que tras correrme a chorro tengo que ir directa a la ducha para seguir con mi día. A muchas personas no les gusta hablar de que se masturban, es algo tabú. Pero si tenemos penes y coños, ¿por qué no íbamos a disfrutar de ellos y divertirnos?
Voy a compartiros una historia de un día que no pude resistirme a jugar con mi vulva y mi vagina. A veces mi cuerpo me lo pide y me masturbo en mi cama o en la ducha, donde me pille.
Se iba acercando el fin de semana, creo que debía ser jueves. Esa semana no había parado, entre el trabajo, las cosas de casa y otras tareas. Mis vecinos estaban de vacaciones y yo estaba cuidando de su gato. Así que, me pasé por su casa para ponerle comida y agua. Y pasé un momento para usar el cuarto de baño antes de irme.
Al entrar, me sorprendió mucho ver un dildo vibrador en el estante de la ducha. Era de color rojo y tenía en el lateral un succionador de clítoris. Me senté a hacer pis mientras lo observaba de lejos. Entonces me vino a la mente una conversación con Elisa, en la que me mencionó que había comprado un dildo del tamaño del pene de su marido.
La curiosidad me hizo acercarme para observarlo más de cerca. Lo cogí y me pareció un vibrador enorme, así que sonreí al pensar que Elisa tenía suerte, al tener un marido con una polla tan grande. No me imaginaba a Marcus con un pene tan grande, era ancho y muy largo. Y de repente noté cómo me estaba empezando a poner cachonda. Marcus siempre me había parecido un hombre muy sexy. El glande era además bastante grande y me imaginé a Elisa sintiendo cada parte de ese pene cuando tenían sexo juntos.
Yo tenía mucha confianza con Elisa, y sabía que a ella le gustaba también el sexo anal, así que me imaginé en la ducha, metiéndose el consolador por la vagina y también por el ano, con el agua caliente cayéndole por las tetas y todas las curvas de su cuerpo caliente. No pude evitar llevarme el dildo cerca de la nariz y olerlo, e instintivamente me salió sacar la lengua y chuparlo. Yo me iba excitando cada vez más y ya no había vuelta atrás. Así que me quité los zapatos de tacón que llevaba, entré en la bañera y me bajé los pantalones y las bragas de lencería sexy que llevaba puestas. Encendí el vibrador y empecé a frotarlo contra mi coño peludo. Abrí las piernas y dejé que el succionador de clítoris hiciese funcionase a toda velocidad. Me imaginé a Elisa y a Marcus follando en esta misma bañera, y utilizando el dildo para ponerse cachondos y tener más ganas de follarse. Pensando en ellos me lo metí en la vagina, que ya estaba muy húmeda, sin dejar de imaginarme a Marcus follándome en la bañera. ¡Dios, vaya calentón tenía! Mi marido llevaba días fuera de casa, y yo ya tenía muchas ganas de que me follasen mi coño rosita, así que empecé a meter y sacar el dildo, pensando y sientiendo la polla del marido de mi amiga dentro de mi pussy.
Justo cuando estaba llegando al orgasmo me imaginé a Marcus cogíendome del culo y azotándome mientras me decía “córrete zorra, córrete mucho”. Y entonces llegué al orgasmo pensando en él y en su gran pene penetrándome una y otra vez. Fue una explosión de placer.
Mantuve el consolador centro de mi vagina mientras notaba cómo todo estaba empapado, mi coñito contento de nuevo. Joder. Masturbarme con un dildo siempre era irresistible. Pero yo quería más. Entonces, me apeteció quitarme del todo los pantalones y las bragas, además, me quité la camiseta y me saqué el sujetador de encaje. “Ah, mucho mejor asi”, me dije. Mis tetas sin sujetador eran más libres, tenía los pezones de punta y necesitaban más espacio. Me quedé allí desnuda, mirando el vibrador rojo y pensando en qué podía hacer con él ahora. Ya que estaba allí, cachonda y desnuda, tenía que aprovecharlo.
En ese momento, me di cuenta de que el vibrador tenía una ventosa para pegarlo en las baldosas de la pared del baño, as que lo chupé con mi larga lengua, lo pegué en la pared y de nuevo me imaginé a Marcus follándose a Elisa, esta vez por detrás. Me puse de espaldas a él, me incliné hacia delante y bajé para ponerme a cuatro patas. Entonces noté cómo la glande de esa gran polla rozaba mi culo y encontraba mi ano. Ahora estaba caliente y húmeda, tras estar dentro de mi coño, como una polla de verdad. Cada vez me la iba frotando con más fuerza en el ano, y empecé a meter la punta, mientras me masturbaba en postura de perro, a cuatro patas en la bañera, con la polla dildo en el culo y mi mano acariciándome el clítoris. Empecé a follarme el culo cada vez más fuerte, y gemía de gusto. En mi mente, me estaba follando al marido sexy de mi mejor amiga, pero sin tener remordimientos, dios, que cachonda estaba. Y seguí follándome esa polla hasta reventar de gusto de nuevo. Guau, una corrida increíble.
Mi corazón aún latía fuerte y mi respiración era agitada, pero mi mente seguía imaginándose a Marcus follando, follándome, follándose a su mujer sexy por delante y por detrás. Y pensé que alguna vez me apetecería participar con ellos y quizás hacer un trío. ¿Eso me hacía ser una puta? No lo sé, pero me ponía muy cachonda sólo pensarlo.
Entonces me di cuenta de que llevaba mucho rato en su casa y tenía mil cosas que hacer, así que limpié la bañera para eliminar los restos de mi inesperada corrida en la bañera y salí de la casa, con mi mente aún con mil pensamientos eróticos.
La siguiente vez que vi a Marcus, no pude evitar ponerme colorada imaginando su gran pene, y reviviendo todo lo que había hecho y había imaginado en su baño. Pero lo que pasó en ese baño de momento es mi secreto. Aún, y aunque tengo muchas ganas, no les he hablado de mi fantasía sexual con ellos. Hasta que un día surja la oportunidad y les proponga hacer un trío. Al fin y al cabo, una chica guapa y sexy no debe dejar de tener placer y hacer realidad sus fantasías si se le presenta la oportunidad. Y, por supuesto, si lo hago, os lo contaré, para que disfrutéis vosotros también imaginándome desnuda con ellos dos, haciendo un trío con mi mejor amiga y su marido. ¡Mmmmmm, qué ganas de sexo tengo!